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lunes, 26 de noviembre de 2012

Con la inteligencia se nace


A diferencia de lo que se creyó durante miles de años, los bebés dan señales de inteligencia desde los primeros días de nacimiento.
 Nos dicen los investigadores en desarrollo de la cognición, que los bebés son mucho más inteligentes de lo que se pensaba: llegan equipados con la capacidad de desarrollar pensamiento abstracto o conceptos como la causalidad, de atribuir intencionalidad, de comprender una matemática y una geometría rudimentarias, y hasta de distinguir fonemas... Es más, algunas de estas capacidades las poseen casi desde el momento mismo en que nacen
 La prueba más antigua del uso de números tiene más de 30.000 años: huesos y cuernos con muescas son consideradas por los arqueólogos como marcas de cuentas. Los usos más complejos de los números aparecieron mucho más tarde, coincidiendo con la aparición de otras tecnologías. En Mesopotamia apareció la aritmética básica hace alrededor de 5.000 años. El cero no se encuentra hasta el año 876 de la era común. Los estudiosos árabes establecieron los rudimentos del álgebra en el siglo IX; el cálculo no apareció completo hasta finales del s.XVII.
En una revisión publicada en Trends in Cognitive Sciences , Jessica Cantlon, actualmente en la Universidad de Rochester, y sus colaboradores, analizan las últimas investigaciones que apuntan a que la capacidad para las matemáticas es innata en los primates, incluido el hombre.
Dando pruebas de la herencia compartida, Cantlon y Brannon fueron capaces de demostrar que los monos suman por intuición de la misma forma que lo hacen los humanos La intuición de los animales es casi tan buena como la nuestra, y sigue las mismas reglas, conforme la razón entre los números se hace mayor, es más probable que los monos escojan el resultado correcto.
Si la habilidad para las matemáticas fuese realmente innata debería poder detectarse de alguna manera en los niños pequeños. Esto es precisamente lo que hizo el equipo encabezado por Veronique Izard (Harvard; EE.UU.) en un estudio con recién nacidos de dos días. Izard y sus colegas reprodujeron sonidos de arrullo a los bebés, con un número variable de sonidos en cada ensayo. A los bebés se les mostraba después un conjunto de formas en una pantalla de ordenador, y los científicos medían cuanto tiempo la miraban (la cantidad de tiempo que un bebé pasa mirando un objeto es proporcional a su interés). Los recién nacidos miraban consistentemente más tiempo a la pantalla cuando el número de formas coincidía con el número de sonidos que acababan de escuchar. Este estudio de Izard. sugiere que los recién nacidos tienen una comprensión básica de los números. No sólo eso, esta comprensión es abstracta: pueden transferirla entre los sentidos, de sonidos a imágenes.
Otro indicio de que ya vienen equipados con los rudimentos de la matemática surge de un experimento que consiste en agregar tres pelotitas en una caja en la que ya hay dos. Si en lugar de cinco pelotitas aparecen ocho, los bebes se "sorprenden" por la incongruencia

Un experimento llevado a cabo por un equipo de psicólogos de las Universidades de Nottingham (Inglaterra) y de Harvard, en EEUU, revela que son capaces de dar respuestas aproximadas a cálculos hechos con cifras grandes gracias a un talento natural, antes incluso de haber recibido clases de matemáticas.
Para dar con estos hallazgos, los expertos trabajaron con niños de cinco años, a los que les hicieron resolver varios problemas de sumas y restas aproximadas con números comprendidos entre el cinco y el 98.
Por ejemplo, uno de los ejercicios consistía en averiguar la solución a problemas como el siguiente: "Sara tiene 64 velas y regala trece, y John tiene 34, ¿quién tiene más velas?".
Pese a que los niños no tenían conocimiento alguno sobre aritmética simbólica y ni siquiera sabían cómo realizar sumas y restas a la perfección, fueron capaces de dar respuestas aproximadas.
El equipo de expertos detectó esa habilidad natural en niños procedentes de diferentes entornos sociales y observaron también que en las respuestas no les influía el hecho de tener que solucionar los problemas en el marco de un laboratorio o en un aula.
Según Elizabeth Spelke, de la Universidad de Harvard, al grupo de psicólogos le "sorprendió" darse cuenta de que "de forma espontánea, los niños empleaban su sentido numérico cuando se les presentaban problemas en aritmética simbólica".
Por su parte, Camilla Gilmore, del Instituto de Investigación del Aprendizaje de las Ciencias de la Universidad de Nottingham indicó que "hacen falta años para aprender aritmética simbólica exacta y ésta plantea dificultades para muchos niños".Por esa razón, añadió Gilmore, "a los profesores les preocupaba que nuestros problemas fueran a frustrar a los niños, y les sorprendió su éxito"


Empatía
Jean Decety, investigador de la Universidad de Chicago que estudia los engranajes de la empatía, demostró que nacemos con circuitos cerebrales que nos permiten distinguir el bien del mal. A las 18 horas de nacer, ya habría una resonancia emocional innata con los demás: si un bebe llora en la nursery, los otros se ponen a llorar.
La investigadora chilena Marcela Peña Garay, de la Pontificia Universidad Católica de Santiago de Chile, está entre los que sostienen que los bebes vienen equipados con un aparato cognitivo que les permite identificar características importantes para la especie. "Por ejemplo , aunque un bebe viva con un perro, no aprende a ladrar, y por más que escuche el timbre del teléfono celular, no reproduce estos sonidos, sino el lenguaje de sus padres o cuidadores."
Katie Pilbeam, otra investigadora de Harvard, encontró que chicos de cinco meses parecían más contentos y sonreían más cuando miraban videos "amigables" que cuando veían otros "no amigables", y que preferían aquellos protagonizados por mujeres..


Lenguaje
Peña y su equipo observaron las reacciones de un grupo de bebes de entre dos y cuatro días de vida mientras distintos locutores repetían la sílaba BA. Usando electroencefalograma y potenciales evocados (es decir, el registro de las modificaciones producidas en el sistema nervioso en respuesta a una estimulación sensorial o a una actividad cognitiva), pudieron constatar que reconocían la sílaba aunque las voces cambiaran
Desde el nacimiento ellos distinguen los monosílabos de los bisílabos, incluso si se los comprime o expande para que duren lo mismo.
Hay experimentos que muestran que un recién nacido distingue palabras como " bluf" de " lbuf" , aunque se le digan en el mismo tono de voz y con la misma intensidad. El bebe tiene "sesgos" que lo llevan a tratar de aprender la lengua que se habla en su medio ambiente
Susan Carey, profesora de psicología, también de Harvard, postuló que los chicos aprenden el significado de las palabras después de una única exposición a los vocablos
Liz Spelke, de la Universidad de Harvard, y colegas de su laboratorio observaron que bebes de apenas una semana muestran una clara predilección por personas que utilizan el lenguaje al que ya fueron expuestos, y esto incluye los acentos regionales
Uno de los pioneros en este campo de investigación, Jacques Mehler (ver aparte), mostró que al nacer ya existen ciertos procesos perceptivos que funcionan con especificidad hacia el lenguaje. Por ejemplo, ellos distinguen si se les habla en su lengua natural o con frases invertidas. Reaccionan distinto.
Jacques Mehler y colegas demostraron mediante neuroimágenes, señales de activación cerebral en áreas cerebrales correspondientes al lenguaje de bebes de cuatro días que pueden  distinguir entre una gramática "de juguete" que tiene repeticiones (con palabras trisilábicas, como "melolo, terrarra, bofufu"), y otra sin repeticiones (como "melote, falado").
Sigman también descubrió algo notable: a los tres meses, cuando se les habla, en el cerebro de los bebes se activa el área de Broca, que como es la región vinculada con la producción del lenguaje, concluye que, aunque no esté hablando, el bebe ya lo está produciendo internamente".
En un experimento con bebés de cuatro meses, pusieron a prueba teorías que postulan que muchos aspectos de la fonología de los lenguajes derivan de condicionamientos físicos y fisiológicos. John Ohala, de la Universidad de California en Berkeley, propuso, por ejemplo, que hay una tendencia a aparear las vocales abiertas con los objetos grandes y las cerradas, con los pequeños. (Esto tiene que ver con el esquema corporal: para decir “a”, abrimos más la boca que para decir “i”)
. "Bebes normales de cuatro meses y medio son capaces de discriminar no sólo entre lenguajes, sino entre tonadas y dialectos

Se observó que el bebe que escucha dos o tres idiomas los separa perfectamente y esto hace que desarrolle funciones ejecutivas del cerebro [las que ponen en marcha, organizan, integran y manejan otras funciones] más precozmente que otros niños

Conclusiones
El hecho de que los niños posean una intuición matemática mucho antes de que empiecen el colegio implica que nuestros ancestros también la tenían. De hecho, investigaciones recientes revelan que nuestros ancestros la tenían incluso antes de que pudiesen andar erguidos. Se ha encontrado que muchos primates, incluyendo los monos rhesus, pueden resolver algunos de los problemas matemáticos que nosotros también podemos Dado que los monos y los humanos divergieron hace 30 millones de años, la intuición matemática es al menos así de antigua.
Como un gato o un perro, un bebe, si no intervenimos, se convertirá en un ser de su especie, pero para alcanzar un desarrollo completo tendrá que adquirir destrezas que hemos adoptado durante milenios. Para eso, el bebe está perfectamente programado.
Pero así como los bebes son increíblemente inteligentes, no son adultos chiquitos, subraya Mariano Sigman. "Tienen algunas capacidades totalmente desarrolladas y otras francamente no desarrolladas -subraya-, que van madurando en distintos momentos. Por ejemplo, no tienen control ejecutivo, hay impulsos que no pueden evitar. Su atención es totalmente difusa... Y eso es algo que tenemos que tener en cuenta. Porque pedirles lo que no están maduros para hacer es como esperar que vuelen.".

Como afirma la científica de la Universidad de Berkeley Alison Gopnik : “ los bebes son pequeños científicos: son expertos en sacar mucho de muy poco. Los seres humanos desarrollamos una teoría sobre los dinosaurios a partir de unos huesos fósiles; construimos una teoría del universo a partir de registros de luz, tenemos una teoría de la evolución a partir de ciertos rasgos físicos. Es decir, somos capaces de ir más allá de los datos. Somos máquinas que conceptualizamos, y lo somos desde que venimos al mundo”

fuente: | LA NACION - 25 de septiembre de 2012 

Bebes: " todo lo que ellos saben por Nora Bär .  

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